Ainda este ano, mais concretamente em meados do mês de Fevereiro, um amigo de nacionalidade espanhola enviou-me um texto referente à judiaria de Tarazona que publiquei.
Desta vez, Álvaro Martinez envia-me um pequeno artigo de autoria do professor José Ayaso com o título, "Ea, judíos, a enfardelar".
Martinez, desde há muito é um defensor acérrimo da preservação e divulgação do património sefardita na Península.
Aqui fica o meu obrigado mais uma vez.
La facción líderada por el gran inquisidor Tomás de Torquemada impuso su criterio en el Consejo Real. La Corona dejó de proteger "a sus judíos" y los abandonó a su suerte. Los Reyes se encontraban en Granada, y allí firmaron el decreto de Expulsión el día 31 de Marzo de 1492.
En tierras castellanas se hizo popular uma canción de la que sólo se conservan los primeros versos: "Ea, judíos, a enfardelar/ Que mandan los reyes que passeys la mar".
La mayoría de los judíos expulsados se dirigieron a Portugal y Navarra. Eran los destinos más asequibles y menos peligrosos. Algunos optaron por embarcarse hacia Italia o el Norte de África. Los judíos del reino de Granada salieron por los puertos de Málaga, Almuñecar y Almería. Andrés Bernáldez, cura de la localidad de Los Palacios, fue testigo del paso de un grupo que se dirigía a Cádiz.
Los refugiados judíos, de los que mucha gente se había aprovechado por la urgencia de su situación, tampoco recibieron una buena acogida en sus lugares de destino. Un drama el suyo que nos resulta muy actual.
Muchas familias de judíos sefardíes conservan viejas llaves que ya no abren puerta alguna, pero que han servido para mantener vivo el deseo de volver a la tierra que se vieron obligados a abandonar en 1492.
Prof. Dr. José Ramón Ayaso. Universidad de Granada